Gran Caballero del Noise - Parte II
Voodoo Jazz presenta la segunda parte de la entrevista que se realizó el 14 de marzo de 2007 al músico y periodista, Alonso Arreola, sobre su proyecto LabA. Para mayor información pueden consultar: http://www.labalonso.com/ www.myspace.com/labaalonso
VJ: Además de poner en tela de juicio a la industria, también pones un mensaje del lado de los músicos independientes: “Se puede chambear, no hay pretexto”
AA: Hay muchos mitos y frases hechas que la verdad son de hueva. Una de ellas es: “soy independiente.” Lo que no se dice es que ser independiente es depender de las personas correctas. No de las incorrectas. Yo solito, nunca va a pasar nada. El que presuma de ser independiente en realidad es un mentiroso. Lo que hay que hacer es depender pero de las personas correctas y en lo términos correctas. Hay muchas ideas como esas que están mal. Es una invitación a que los músicos asuman un papel y un rol diferente y que sean más proactivos y realmente se vuelvan dependientes, pero de la gente correcta.
O esta cosa de: “no hago música comercial.” Pero le preguntas cuanto cuesta su disco y te dice que $150. Haber, lo vendes o no lo vendes. La industria va desde el tipo que hizo diez discos y los está vendiendo, hasta el que vende millones. El que esta en la industria, hace un disco para venderlo; es comercial, punto. Para mí todo es mensaje. El precio de un disco es un mensaje, donde puedo conseguirlo es parte de ese mensaje. Desde luego el contenido, el arte. Hay muchas cosas que son un mensaje y que han perdido fuerza y que quiero recuperar con este disco. Si de pronto mi disco te lo dan porque fuiste a un concierto. Como va a pasar con el de KTU en el Teatro de la Cuidad. Yo quiero darte ese mensaje. Fuiste a este concierto, vienes a ver a Trey Gunn. Bueno, Trey Gunn tocó en mi disco; te lo van a regalar. Además, te lo va a regalar una Asociación Protectora de Animales. Y te lo van a dar y tú vas a dar un donativo para que perros sean rescatados y enviados a Estados Unidos u otros países en adopción. Eso para mí es importante. Decirte es música, pero además hay un mensaje. No hay que quedarse con las frases hechas, porque como decía Borges: “Las distinciones verbales son distinciones mentales.” Cuando yo digo algo y me lo creo, estoy empezando a construir una jaula.
VJ: ¿Cómo fue el proceso al acercarte a los empresarios, benefactores y sellos independientes y presentarles tu música?
AA: Fue muy difícil. Aprendí mucho. Me llevé muchas decepciones, y a la vez, me llevé muchas alegrías. Porque en realidad yo daba la batalla por perdida, y con ese ánimo me acerqué. Tu sabes que es lo que yo hago y a que me dedico; o tal vez no. Pero aquí esta el proyecto por escrito, esta es la música. Te vengo a decir que seas un poco responsable de esto. No te estoy ofreciendo mucho a cambio. Vas a estar en una página de Internet. Va a estar tu logotipo diciendo que gracias a ti se editó una canción. Vas a estar junto a músicos increíbles. Junto a otros benefactores de mucho peso. Pero te estoy pidiendo básicamente eso, que te hagas responsable. Me inspiré en esta idea que sucedía mucho en la Edad Medía. Que es la idea de los mecenas. Por ejemplo, el mismo Cervantes utilizó al Duque de Vejar para el patrocinio del Quijote. Es como decir, esta rola puede quedar a tu cuidado. Es como cuando entras a un museo y ves que en una sala una exhibición esta al cuidado de una familia. Es decir, si yo puedo me hago cargo de esto y que ahí este mi nombre. Eso fue lo que ofrecí. La idea, a la mayoría de las personas les gustó mucho. Y no hubo más que hacer o que decir. …hubo un momento en que tuve que rechazar benefactores.
VJ: El disco es muy diverso en benefactores, música, colaboraciones e ideas. ¿A que se debe esto?
AA: Estamos acostumbrados a que las obras musicales presuman de ser conceptos bien cerrados. Pero a veces son tan cerrados y tan pulidos que dejan fuera muchas cosas. Y este disco habla desde el vino, del fútbol, del ajedrez, de la comida, etc. Y yo en lo que confió es en lo que mi cabeza ha procesado por años para componer. Esa es la unidad que va a tener. Pero dentro de eso puede tener toda la diversidad del mundo, todos los músicos del mundo y además, los benefactores que sean.
VJ: ¿Cómo elegiste el estudio y el productor para que el disco suene orgánico y no plástico?
AA: Primero, es tenerle confianza a las canciones en si mismas. Si la canción es lo suficientemente buena, y tienen la dirección suficientemente sólida, ya vas de gane. Que no sea una pieza que dependa de su sonido exclusivamente, sino que la cualidad del sonido la subraye o la mande a otro lado. Pero que ya pueda existir por si misma.
La segunda, es la alianza que tuve con Gerardo Rozado (fundador de Discos Intolerancia, productor y músico de Consumatum Est) porque es un tipo que conoce perfectamente su estudio de grabación y que creyó en el proyecto desde el principio. Además teníamos muchos años de conocernos y de querer hacer algo junto. Encontrar el momento adecuado, la persona adecuada, tener las canciones con dirección sólida, pero, además imponerte leyes. Por ejemplo, que nunca hagas más de tres o cuatro tomas de cada pieza. Que tengas el sonido de cosas orgánicas. Grabe con cubetas, vasos rompiéndose, bártulos de cocina, etc. Cualquier cosa que me gustaba como sonara podía incluirla.
VJ: ¿Pero de esta forma también podía sonar plástico?
AA: El asunto era, si estoy jalándome un vaso de plástico, y estoy murmurando mientras los estoy estrujando; para que voy a usar efectos. O si me pongo a silbar y lo que quiero es que suene un silbido pinche, porque la gente cuando silba en la calle silba pinche; silba desafinado. Si quiero poner un silbido, para que lo paso por el autoafinador. Eso que lo haga Thalía. Justamente se trata de aprovechar estas cosas que son muy de moda. Hay que tener una serie de limitantes para que cada cosa sea lo que es. Es un concepto de la proporción áurea. El poder de los límites. Si yo estoy grabando tal cosa es porque tengo confianza en ella. Tengo que dejar que suceda de la manera más pura y directa, interviniendo lo menos posible.
VJ: ¿Te gusta usar la palabra límites?
AA: Claro, porque los límites y la necesidad hacen al hombre. El Blues nacieron en el límite. La prisión es la libertad. Y cuando uno, creativamente se pone líneas, entonces se penetra a profundidad un concepto. El decir no tengo límites es lo más fácil del mundo. Hay que estar conscientes de los límites para entonces romperlos. Es uno de los conceptos de la proporción áurea que más me gusta. Es un concepto artístico fundamental. Que muchos deberíamos de tener en consideración porque vivimos en un momento donde la libertad es tan enorme, y además tan falsa y tan aparente, que precisamente los mensajes y los contenidos artísticos son muy endebles. Son muy pobres.
VJ: Además de poner en tela de juicio a la industria, también pones un mensaje del lado de los músicos independientes: “Se puede chambear, no hay pretexto”
AA: Hay muchos mitos y frases hechas que la verdad son de hueva. Una de ellas es: “soy independiente.” Lo que no se dice es que ser independiente es depender de las personas correctas. No de las incorrectas. Yo solito, nunca va a pasar nada. El que presuma de ser independiente en realidad es un mentiroso. Lo que hay que hacer es depender pero de las personas correctas y en lo términos correctas. Hay muchas ideas como esas que están mal. Es una invitación a que los músicos asuman un papel y un rol diferente y que sean más proactivos y realmente se vuelvan dependientes, pero de la gente correcta.
O esta cosa de: “no hago música comercial.” Pero le preguntas cuanto cuesta su disco y te dice que $150. Haber, lo vendes o no lo vendes. La industria va desde el tipo que hizo diez discos y los está vendiendo, hasta el que vende millones. El que esta en la industria, hace un disco para venderlo; es comercial, punto. Para mí todo es mensaje. El precio de un disco es un mensaje, donde puedo conseguirlo es parte de ese mensaje. Desde luego el contenido, el arte. Hay muchas cosas que son un mensaje y que han perdido fuerza y que quiero recuperar con este disco. Si de pronto mi disco te lo dan porque fuiste a un concierto. Como va a pasar con el de KTU en el Teatro de la Cuidad. Yo quiero darte ese mensaje. Fuiste a este concierto, vienes a ver a Trey Gunn. Bueno, Trey Gunn tocó en mi disco; te lo van a regalar. Además, te lo va a regalar una Asociación Protectora de Animales. Y te lo van a dar y tú vas a dar un donativo para que perros sean rescatados y enviados a Estados Unidos u otros países en adopción. Eso para mí es importante. Decirte es música, pero además hay un mensaje. No hay que quedarse con las frases hechas, porque como decía Borges: “Las distinciones verbales son distinciones mentales.” Cuando yo digo algo y me lo creo, estoy empezando a construir una jaula.
VJ: ¿Cómo fue el proceso al acercarte a los empresarios, benefactores y sellos independientes y presentarles tu música?
AA: Fue muy difícil. Aprendí mucho. Me llevé muchas decepciones, y a la vez, me llevé muchas alegrías. Porque en realidad yo daba la batalla por perdida, y con ese ánimo me acerqué. Tu sabes que es lo que yo hago y a que me dedico; o tal vez no. Pero aquí esta el proyecto por escrito, esta es la música. Te vengo a decir que seas un poco responsable de esto. No te estoy ofreciendo mucho a cambio. Vas a estar en una página de Internet. Va a estar tu logotipo diciendo que gracias a ti se editó una canción. Vas a estar junto a músicos increíbles. Junto a otros benefactores de mucho peso. Pero te estoy pidiendo básicamente eso, que te hagas responsable. Me inspiré en esta idea que sucedía mucho en la Edad Medía. Que es la idea de los mecenas. Por ejemplo, el mismo Cervantes utilizó al Duque de Vejar para el patrocinio del Quijote. Es como decir, esta rola puede quedar a tu cuidado. Es como cuando entras a un museo y ves que en una sala una exhibición esta al cuidado de una familia. Es decir, si yo puedo me hago cargo de esto y que ahí este mi nombre. Eso fue lo que ofrecí. La idea, a la mayoría de las personas les gustó mucho. Y no hubo más que hacer o que decir. …hubo un momento en que tuve que rechazar benefactores.
VJ: El disco es muy diverso en benefactores, música, colaboraciones e ideas. ¿A que se debe esto?
AA: Estamos acostumbrados a que las obras musicales presuman de ser conceptos bien cerrados. Pero a veces son tan cerrados y tan pulidos que dejan fuera muchas cosas. Y este disco habla desde el vino, del fútbol, del ajedrez, de la comida, etc. Y yo en lo que confió es en lo que mi cabeza ha procesado por años para componer. Esa es la unidad que va a tener. Pero dentro de eso puede tener toda la diversidad del mundo, todos los músicos del mundo y además, los benefactores que sean.
VJ: ¿Cómo elegiste el estudio y el productor para que el disco suene orgánico y no plástico?
AA: Primero, es tenerle confianza a las canciones en si mismas. Si la canción es lo suficientemente buena, y tienen la dirección suficientemente sólida, ya vas de gane. Que no sea una pieza que dependa de su sonido exclusivamente, sino que la cualidad del sonido la subraye o la mande a otro lado. Pero que ya pueda existir por si misma.
La segunda, es la alianza que tuve con Gerardo Rozado (fundador de Discos Intolerancia, productor y músico de Consumatum Est) porque es un tipo que conoce perfectamente su estudio de grabación y que creyó en el proyecto desde el principio. Además teníamos muchos años de conocernos y de querer hacer algo junto. Encontrar el momento adecuado, la persona adecuada, tener las canciones con dirección sólida, pero, además imponerte leyes. Por ejemplo, que nunca hagas más de tres o cuatro tomas de cada pieza. Que tengas el sonido de cosas orgánicas. Grabe con cubetas, vasos rompiéndose, bártulos de cocina, etc. Cualquier cosa que me gustaba como sonara podía incluirla.
VJ: ¿Pero de esta forma también podía sonar plástico?
AA: El asunto era, si estoy jalándome un vaso de plástico, y estoy murmurando mientras los estoy estrujando; para que voy a usar efectos. O si me pongo a silbar y lo que quiero es que suene un silbido pinche, porque la gente cuando silba en la calle silba pinche; silba desafinado. Si quiero poner un silbido, para que lo paso por el autoafinador. Eso que lo haga Thalía. Justamente se trata de aprovechar estas cosas que son muy de moda. Hay que tener una serie de limitantes para que cada cosa sea lo que es. Es un concepto de la proporción áurea. El poder de los límites. Si yo estoy grabando tal cosa es porque tengo confianza en ella. Tengo que dejar que suceda de la manera más pura y directa, interviniendo lo menos posible.
VJ: ¿Te gusta usar la palabra límites?
AA: Claro, porque los límites y la necesidad hacen al hombre. El Blues nacieron en el límite. La prisión es la libertad. Y cuando uno, creativamente se pone líneas, entonces se penetra a profundidad un concepto. El decir no tengo límites es lo más fácil del mundo. Hay que estar conscientes de los límites para entonces romperlos. Es uno de los conceptos de la proporción áurea que más me gusta. Es un concepto artístico fundamental. Que muchos deberíamos de tener en consideración porque vivimos en un momento donde la libertad es tan enorme, y además tan falsa y tan aparente, que precisamente los mensajes y los contenidos artísticos son muy endebles. Son muy pobres.